HISTORIA DE LA RADIO
|
UNA MIRADA
RETROSPECTIVA Con el
telégrafo y el teléfono, el hombre ya podía comunicarse a grandes
distancias, incluso a través de los mares gracias a los cables
submarinos, pero solo entre los puntos en los que llegaban estos
cables. Pero aún quedaban incomunicados los barcos, vehículos, zonas
poco pobladas, etc. La
superación a estas dificultades empezó a ser posible con una serie
de descubrimientos: Durante el desarrollo de la electricidad,
habían aparecido varias teorías para explicar muchas clases de fenómenos
eléctricos, se creia al principio que la acción
eléctrica ocurría a distancia sobre los distintos cuerpos que así podían experimentarla.
Pero el descubrimiento de la corriente
eléctrica motivó que surgan dudas sobre aquella acción
misteriosa. Faraday no creía en esa acción adistancia, y en 1835, al escribir sobre una forma
perfeccionada de batería voltaica, observó que la corriente
eléctrica se propagaba como si existiesen partículas discretas de
electricidad. Las ideas de Faraday no cayeron en el
olvido y su compatriota Maxwell las recogió treinta años después,
para traducirlas al lenguaje matemático, sacando de ellas las
consecuencias más trascendentales. James Clerk
Maxwell en 1867 presentaba su teoría electromagnética
(Electricidad y Magnetismo) a la Real Sociedad de Londres. Esta
teoría, obtenida por cálculo matemático puro, predecía la
posibilidad de crear ondas electromagnéticas y su propagación en el
espacio. Estas ondas se propagarían por el espacio a la
velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. Las primeras
tentativas para confirmar esta teoría fueron realizadas por el
profesor Fitzgerald, de Dublín, pero no dieron resultados prácticos
hasta que, el físico alemán Hertz, que desconocía las
investigaciones de Fitzgerald, emprendió la misma tarea. Este experimento sirvió para confirmar
las ideas de Maxwell y dejó entrever la posibilidad de producir
ondas eléctricas a distancia y captarlas mediante un aparato
adecuado. Fue, pues, la primera tentativa de radiocomunicación por
medio de las ondas electromagnéticas, y el primer resultado práctico
del que había de germinar toda la serie de experimentos.
El descubrimiento de Hertz, aunque
permitió comprobar la existencia de las ondas electromagnéticas y
sus propiedades parcidas a las de las ondas luminosas, confirmando
así brillantemente la teoría de Maxwell, no tuvo resultados
prácticos inmediatos, porque el resonador, que revelaba la presencia
de las ondas, únicamente podía funcionar a muy corta distancia del
aparato que las producía. En 1884
Calzecchi Onesti descubrió la conductibilidad eléctrica que toman
las limaduras de hierro en presencia de las ondas electromagnéticas,
o sea de las ondas hertzianas El francés
Branly, en 1890, construyo su primitivo choesor (cohesor), que
permitía comprobar la presencia de ondas radiadas, es decir de
detectarlas, y que sería utilizado por todos los
investigadores que entonces querían la comunicación sin
hilos (sin cables). El cohesor
de Branly consta de un tubo de cristal dentro del cual se encuentran
limaduras de hierro, algo apretadas, entre dos polos metálicos que
se comunican con una pila eléctrica. La resistencia de las limaduras
es demasiado elevada para que pase la corriente de la pila, pero en
presencia de una onda hertziana dicha conductibilidad aumenta y la
corriente que pasa por el aparato puede notarse haciendo
sonar un timbre eléctrico. Con el aparato de Branly podían captarse las ondas hertzianas a distancias mucho más considerables
que con el resonador de Hertz, pero, de todos modos, no podían
obtenerse todavía aplicaciones prácticas. El ruso Popov creyó
encontrar en el tubo de Branly un aparato sensible para revelar la
marcha de las tempestades, pues las descargas eléctricas de las
nubes tempestuosas provocan la formación de ondas, capaces de ser
reveladas por el cohesor.
El ruso Popov (1859-1905) encontró el
mejor sistema para radiar (enviar) y captar las ondas: la
antena, constituida por hilo metálico. Después de perfeccionar este aparato,
Popov añadió al sistema receptor un hilo metálico extendido en
sentido vertical, para que, al elevarse en la atmósfera, pudiese
captar mejor las oscilaciones eléctricas. Este hilo estaba unido por
uno de sus extremos a uno de los polos del cohesor, mientras que el
otro extremo comunicaba con tierra y así cualquier diferencia de
potencial que se estableciese entre dichos polos, provocada por el
paso de una onda electromagnética procedente de las nubes
tempestuosas, hacía sonar el timbre del aparato, cuyo repiqueteo más
o menos frecuente daba idea de la marcha de la tempestad.
De este modo nació la primera antena,
llamada así porque, para sostener el hilo metálico ideado por Popov,
debía emplearse un soporte de aspecto parecido a los mástiles o
antenas de los buques. El 24 de
marzo de 1896 realizo la primera comunicación de señales sin
hilos. Estas
primeras transmisiones estaban constituidas por simples impulsos,
obtenidos mediante poderosas descargas eléctricas de corriente
almacenadas en condensadores o botellas de Leyden. Una espira de
alambre conductor, situada a pocos metros de la descarga, producía
una descarga menor entre sus extremos abiertos. El oscilador de Hertz, el detector de
Branly y la antena de Popov eran, pues, los tres elementos
indispensables para establecer un sistema de radiocomunicación, pero
era necesario también constituir un conjunto que pudiese funcionar
con seguridad para tener aplicaciones comerciales.
Nadie había podido conseguirlo, hasta que
en 1895 Marconi realizó experimentos definitivos que le
proporcionaron el título de inventor de la
radiocomunicación. Este
fenómeno que empezó a mostrar la resonancia eléctrica fue estudiada
por Marconi, el cual en Bolonia (Italia) en 1896 y con sólo 20 años
de edad conseguía sus primeros comunicados prácticos. Empleando un
alambre vertical o "antena" en vez de anillos cortados y
empleando un "detector" o aparato que permitía descubrir señales muy
débiles, pronto logró establecer comunicación hasta distancias de
2400 m. Paulatinamente fué aumentando el alcance de sus
transmisiones, hasta que en 1896 solicitó y obtubo la primera
patente de un sistema de telegrafía inalámbrica. La longitud
de onda utilizada estaba situada por encima de 200 metros, lo que
obligaba a utilizar antenas de colosales dimensiones. El receptor
basaba su funcionamiento en el denominado cohesor. Brandley y Lodge
fueron dos de sus principales perfeccionadores. En esencia, el
cohesor estaba constituido por un tubo de vidrio, lleno de limaduras
de hierro, el cual en presencia de una señal de alta frecuencia,
procedente de la antena, se volvía conductor y permitía el paso de
una corriente que accionaba un timbre. Cuando desaparecía la
corriente el cohesor seguía conduciendo, por lo que debía dársele un
golpe para que se desactivara. Estos detalles dan una idea de las
dificultades con que se encontraban los investigadores de aquel
entonces. En 1897,
empleando un transmisor formado por una bobina de inducción grande y
elevando las antenas transmisora y receptora con ayuda de papalotes
(cometas), aumentó el alcance del equipo a 14,5 Km.
También demostró que la transmisión podía ser sobre el mar,
estableciendo la comunicación entre dos barcos de la marina de
guerra italiana, a distancias de 19 Km la figura
anterior nos da una idea de su receptor. El primer
contacto por radio en Francia tuvo lugar en 1898 entre la Torre
Eiffel y el Pantheon (4 Km.), en París. En 1899
nuevamente el investigador e inventor Guillermo Marconi logró enviar
un mensaje por radio a través del Canal de la Mancha uniendo Dover
con Wimereux (46 Km.). Es en este
año 1899, que ocurrió la primera demostración del valor de las
comunicaciones por radio para dar mas seguridad a los viajes en el
mar, cuando la tripulación del barco "R. F. Mathews" pudo salvarse
despues del choque del barco con un faro, gracias a la llamada de
auxilio por radiotelegrafía. Pero en
realidad se puede decir que la Era de la Telegrafía sin Hilos
comenzó un crudo día, 12 de diciembre de 1901, a las 12:30 p.m. y
después de elevar la antena receptora con globos y papalotes hasta
120 mts. de altura, en unos barracones abandonados en San Juan de
Terranova (Canadá) donde Marconi ayudado por los Srs. Paget y Kemp,
consiguió captar una serie de tres puntos, la letra S del código
Morse, una señal que acababa de recorrer los 3.600 kilómetros que
separaban a Marconi de (Poldhu) Cornwall, en Gran Bretaña
(Inglaterra). Esta señal fue la culminación de muchos años de
experimentación. Después del
suceso transatlántico de Marconi en el año 1901, en los Estados
Unidos se registra un desarrollo vertiginoso en la autoconstrucción
y experimentación de aparatos TSF (telegrafía sin
hilos). Hacia el año
de 1900 se empezaron a utilizar los detectores de
CRISTAL DE GALENA para la detección en sustitución del
cohesor Branly, la galena era mucho mas sensible, pero aun
inestable. En 1904, el
inglés J.A. Fleming aportó a la radio el primer tipo de válvula de
vacío, el diodo, que aparte de otras aplicaciones
permitía sustituir con ventaja al engorroso detector de galena, el
cual se siguió utilzando en pequeños receptores hasta los años
cincuenta. Válvula de Fleming usada como
detector Con el
invento en 1905 de la lámpara triodo (llamada también
"audion") por el americano -Lee De Forest-, ya se podían amplificar
las señales eléctricas utilizadas en radio y generar ondas que no
fueran chispas como hasta entonces. Válvula "Audion" inventada por
De Forest en 1905 Con
tensiones de sólo unas centenas de voltios era posible obtener una
señal de transmisión continua o sostenida, lo que anuló rápidamente
los transmisores de chispas. Pero es más, la señal continua fue
fácilmente modulada por micrófonos de carbón, del tipo que aún se
utiliza comúnmente en los teléfonos hoy día, y permitió la
transmisión de voz. Fue este
mismo Dr. Lee DeForest que dio inicio a las primeras emisiones de
radio de música y voz , usando el bulbo de su invención para generar
ondas electromagnéticas, en lugar de las chispas. Sus
transmisiones desde su casa en California fueron mas bien
experimentales hasta que finalmente, en 1920, la Westinhouse
Electric and Manufacturing Co., estableció en Pittsburgh la primera
estación radiofusora comercial: la bien conocida "KDKA". Con ello la
radiotelegrafía dio paso a la radiotelefonía, que
habría un inmenso campo de posibilidades a la gran aventura humana
en las comunicaciones. |