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NUESTRO SOL |
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Helios es el nombre que los antiguos griegos le daban al Sol al cual adoraban como un dios. Los sumerios, al igual que los griegos, también creían que su dios Sol, Shamash, era conducido a través del cielo en un carro, una de cuyas ruedas representaba el disco solar. Un carro semejante se suponía que transportaba al dios hindí Indra de este a oeste. El poderoso dios sol egipcio, Ra, hacía sus viajes diarios en una barca. |
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Es fácil comprender que el hombre primitivo pensara que el Sol era un dios ya que este era su única fuente de luz y calor. Cuando el hombre comenzó a practicar la agricultura pasó a depender más del Sol, e incluso se vió obligado a inventar los rudimentos de la astronomía para poder predecir las estaciones. Muchos de los antiguos templos, pirámides y monumentos tenían significación astronómica ya que estaban cuidadosamnete orientados para hacer observaciones astronómicas. |
Aún en el siglo 17 se pensaba del Sol como un dios, porque en 1612 el anuncio de Galileo Galilei de que había visto con su telescopio manchas solares atrajo sobre él la crítica de los sabios y de los religiosos por igual, ya que se decía que el Sol era "inmaculado" y por tanto no podía tener manchas.
El Sol es el elemento más importante en nuestro sistema solar y la estrella más cercana a nuestro planeta. Es el objeto más grande y contiene aproximadamente el 98% de la masa total del sistema solar. Se requerirían ciento nueve Tierras para completar el disco solar, y su interior podría contener más de 1.3 millones de Tierras. La capa exterior visible del Sol se llama la fotosfera y tiene una temperatura de 6,000°C. Esta capa tiene una apariencia manchada debido a las turbulentas erupciones de energía en la superficie.
La energía solar se crea en el interior del Sol. Es aquí donde la temperatura (15,000,000° C) y la presión (340 mil millones de veces la presión del aire en la Tierra al nivel del mar) son tan intensas que se llevan a cabo las reacciones nucleares. Éstas reacciones causan núcleos de cuatro protones ó hidrógeno para fundirse juntos y formar una partícula alfa ó núcleo de helio. La partícula alfa tiene cerca de 0,7 por ciento menos masa que los cuatro protones. La diferencia en la masa es expulsada como energía y es llevada a la superficie del Sol, a través de un proceso conocido como convección, donde se liberan luz y calor. La energía generada en el centro del Sol tarda un millón de años para alcanzar la superficie solar. Cada segundo se convierten 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de helio. En el proceso se liberan 5 millones de toneladas de energía pura; por lo cual, el Sol cada vez se vuelve más ligero.
La cromosfera está sobre la fotosfera. La energía solar pasa a través de ésta región en su trayectoria de salida del Sol. Las Fáculas y destellos se levantan a la cromosfera. Las Fáculas son nubes de hidrógeno brillantes y luminosas las cuales se forman sobre las regiones donde se forman las manchas solares. Los destellos son filamentos brillantes de gas caliente y emergen de las regiones de manchas solares. Las manchas solares son depresiones obscuras en la fotosfera con una temperatura promedio de 4,000°C.
La corona es la parte exterior de la atmósfera del Sol. Es en ésta región donde aparecen las erupciones solares. Las erupciones solares son inmensas nubes de gas resplandeciente que se forman en la parte superior de la cromosfera. Las regiones externas de la corona se estiran hacia el espacio y consisten en partículas que viajan lentamente alejándose del Sol. La corona se puede ver sólo durante los eclipses totales de Sol.
El sol aparentemente ha estado activo por 4,600 millones de años y tiene suficiente combustible para permanecer activo por otros cinco mil millones de años más. Al fin de su vida, el Sol comenzará a fundir helio con sus elementos más pesados y comenzará a hincharse, por último será tan grande que absorberá a la Tierra. Después de mil millones de años como gigante rojo, de pronto se colapsará en una enana blanca -- será el final de una estrella como la conocemos. Puede tomarle un trillón de años para enfriarse completamente.
Un eclipse de Sol se produce cuando la Luna se coloca entre éste y la Tierra e intercepta los rayos de luz que llegan hasta nuestro planeta. Para un observador terrestre, el disco lunar se interpone ante el del Sol, que desaparece de su vista en todo o en parte, ya que no siempre la ocultación es total. Los eclipses solares pueden ser totales, anulares o parciales –si la Luna oculta sólo parcialmente el disco solar.
Un eclipse de Sol ocurre cuando la Tierra pasa a través de la sombra de la Luna. Un eclipse Sol total ocurre solamente durante Luna nueva y cuando la Luna se encuentra directamente entre el Sol y la Tierra, y se ubica correctamente para dar la sombra hacia la Tierra. Cuando un eclipse total de Sol ocurre, la sombra de la Luna cubre unicamente una pequeña porción de la Tierra, donde el eclipse es visible. Mientras la Luna se mueve en su órbita (a 1km/s), la posición de la sombra cambia, de modo que los eclipses totales de Sol usualmente duran un minuto o dos en un lugar determinado.
En épocas antiguas, las personas le tenían miedo a los eclipses solares (aún en aquellos tiempos la gente se daba cuenta de que el Sol era esencial para la vida en la Tierra). Ahora los eclipses son de gran interés para el público y astrónomos solares. Los eclipses dan la oportunidad de ver a la atmósfera exterior del Sol, la corona solar.
Ya que los eclipses ocurren con poca frecuencia, los astrónomos solares han construído instrumentos especiales, llamados coronógrafos, para mirar al Sol. Los Coronógrafos bloquean la luz proveniente de la fotosfera, permitiendo observar la lus difuminada por la corona. Si alguna vez llegas a ver un eclipse solar, ¡asegúrate de no mirar directo hacia el Sol! Siempre emplea una técnica de seguridad.
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La primera de estas tres clases figura entre los fenómenos más hermosos a los que puede asistir cualquier persona. Por otra casualidad celeste, el diámetro aparente del Sol y de la Luna es equivalente a pesar de la diferencia de sus tamaños reales. Ello se debe a que el diámetro solar es casi 400 veces mayor que el lunar, y el Sol se halla justamente 400 veces más lejos de la Tierra que de la Luna. El resultado de esta ecuación cósmica es que vemos igual de grandes a ambos en el cielo.
Los eclipses totales de Sol ocurren, de esta forma, cuando la Luna oculta enteramente al Sol. En una etapa preliminar del fenómeno, el disco lunar –que no vemos porque la Luna se encuentra en una fase nueva- se va aproximando al solar y establece un primer contacto con él; de alguna forma es el primer bocado que la Luna se come del Sol. Paulatinamente la colosal esfera estelar se va reduciendo hasta que llega la totalidad.
La fase de totalidad de un eclipse solar transcurre en sólo unos minutos. La máxima duración posible es de 7 minutos y medio, pero lo habitual es que sean más cortos. En los eclipses totales de Sol la franja desde la que es visible la totalidad tiene miles de kilómetros de longitud, pero su anchura es muy pequeña, de ahí que para la observación del Sol en el momento de la totalidad de un eclipse, se organicen expediciones a veces a inhóspitos países, y que la visión de este fenómeno, siempre extraordinario y espectacular aunque de pocos minutos de duración, se haya convertido en pretexto para que muchos aficionados realicen "turismo astronómico".
La contemplación de la fase total de un eclipse solar resulta ser un espectáculo difícil de narrar. A la aparición en torno al disco oscuro de la Luna de las protuberancias del Sol y de la extensa corona con sus estructuras filamentosas, debe sumarse el insólito ambiente que se produce a causa del súbito oscurecimiento del astro-rey en pleno día. El fenómeno va acompañado de toda una serie de curiosas reacciones de los seres vivos, que acusan extrañamente la llegada de la imprevista nocturnidad. Frente al eclipse total se encuentra el anular. Si la Luna está cerca de su apogeo –el punto más distante de su órbita alrededor de la tierra- su tamaño aparente disminuye ligeramente, lo bastante para que no sea tan grande como el Sol. Cuando esto ocurre, el eclipse de Sol que en teoría debía ser total se convierte en anular, ya que la Luna queda dentro del disco solar, pero no lo eclipsa en su totalidad. Alrededor de la esfera lunar puede verse un anillo de luz que sobresale circularmente. Si además, el anillo luminoso es muy fino, pueden verse los llamados Gránulos de Baily, unos pequeños resplandores solares que aparecen junto al borde de la Luna. Otras veces la alineación entre el Sol, la Luna y la Tierra no es exacta y esto hace que la ocultación sea solamente parcial, con lo que un sector del disco solar permanece siempre visible. Nos encontramos entonces ante un eclipse parcial. La principal diferencia entre un eclipse parcial de Sol y uno total es que en éste, cuando la Luna oculta a la estrella, puede verse la corona solar, que se extiende a millones de kilómetros por encima de la cromosfera pero es invisible en condiciones normales por el gran resplandor. Durante un eclipse parcial no es posible ver la corona, ya que la luz no se atenúa lo suficiente para ello. !
CUIDADO:
Nunca observes al Sol directamente o a través de lentes ahumados. El Sol es tan brillante que puede dañarte permamentemente los ojos.
Como observar un eclipse solar
Existe la creencia popular de que el mejor método para la visión de la fase parcial de un eclipse es la utilización de un cristal ahumado (método NO aconsejable del todo). Resulta evidente que el poseedor de un telescopio empleará los métodos habituales para la observación del sol –proyección, helioscopio o filtro de abertura total-, pero no por ello la persona que no posea uno debe dejar de contemplar cómo la Luna va "mordiendo" al Sol.
Hoy día existen otros procedimientos más sencillos y eficaces para la observación directa del Sol que el anacrónico cristal ahumado, tanto durante un eclipse como en circunstancias normales (téngase en cuenta que a simple vista pueden también llegar a verse los grandes grupos de manchas).
Los filtros oscuros que se emplean en soldadura autógena (verdes o morados) suelen ser suficientemente absorbentes como para dar una imagen correcta del Sol. Mirarlo a través de uno de tales cristales no representa, pues, ningún peligro.
También un buen filtro, y quizá de más fácil obtención son las películas fotográficas, siempre que sean utilizadas como filtro de observación directa (nunca en un instrumento óptico).
De las películas fotográficas los trozos útiles son las "colas" de los carretes, que han sido veladas por la luz y luego reveladas, ya sean blanco/negro o color.
Estas colas oscuras, que suelen desecharse cuando el laboratorio entrega un carrete revelado, constituyen un buen filtro aunque quizá no los suficientemente opaco, lo cual se soluciona, simplemente, superponiendo dos.
10 segundos cada vez.
Asimismo es muy efectivo un trozo negro de fotolito de los que se usan en artes gráficas. Puede preparase de modo que, cortado, sirva para suministrar filtros a toda la familia o a un grupo de alumnos de un centro de enseñanza. Si, además se montan los filtros sobre un soporte tipo gafas submarinas para que no entre ningún rayo de sol directo –lo cual debe de procurarse siempre-, la visión puede ser perfecta y cómoda.
Ninguno de estos métodos es totalmente seguro, por lo que te aconsejamos que uses un par de lentes para observación de eclipses hechos de mylar y NO mires al Sol por más de